RAZONAMIENTO
El término razonamiento se define de diferente manera según el
contexto, normalmente se refiere a un conjunto de actividades mentales
consistentes en conectar unas ideas con otras de acuerdo a ciertas reglas o
también puede referirse al estudio de ese proceso. En sentido amplio, se
entiende por razonamiento la facultad humana que permite resolver problemas.
Se llama también razonamiento al resultado de la actividad mental
de razonar, es decir, un conjunto de proposiciones enlazadas entre sí que dan
apoyo o justifican una idea. El razonamiento se corresponde con la actividad
verbal de argumentar. En otras palabras, un argumento es la expresión verbal de
un razonamiento.
Tipos de razonamiento
Los tipos de
razonamiento son las distintas maneras en las que los seres humanos
somos capaces de llegar a conclusiones, tomar decisiones, resolver problemas y
evaluar aspectos de nuestra vida. Algunos de estos tipos están basados en la
lógica o en la evidencia, mientras que otros tienen que ver más con los
sentimientos
Según esta clasificación, los tipos de razonamiento
más importantes serían los siguientes: deductivo, inductivo, abductivo,
inductivo hacia atrás, pensamiento crítico, pensamiento contrafactual, e
intuición. A continuación veremos en qué consiste cada uno de ellos.
·
Razonamiento
deductivo:
El razonamiento deductivo es un proceso lógico
mediante el cual se llega a una conclusión partiendo de varias premisas que se
asume que son ciertas. En ocasiones, esta forma de pensar se conoce como
«razonamiento de arriba hacia abajo», debido a que se parte de lo general para
estudiar una situación particular.
El razonamiento deductivo forma parte fundamental de
disciplinas como la lógica o las matemáticas, y también de algunos ámbitos de
la ciencia. Se considera uno de los tipos de razonamientos más poderosos e
irrefutables, y sus conclusiones (si se parte de unas premisas que son ciertas)
en principio no pueden ser negadas.
Para llevar a cabo el razonamiento deductivo, a menudo
se emplean herramientas como los silogismos, las proposiciones encadenadas y
las inferencias, todas ellas pertenecientes al campo de la lógica. Además,
existen distintos subtipos, entre los que destacan el categórico, el
proporcional y el disyuntivo.
Sin embargo, a pesar de que las conclusiones extraídas
de un razonamiento deductivo bien realizado son irrefutables, lo cierto es que
esta manera de pensar puede dar lugar a muchos problemas. Por ejemplo, es
posible que las premisas de las que se parta estén equivocadas; o que
interfieran sesgos cognitivos en el proceso.
Debido a ello, es necesario llevar a cabo un
razonamiento deductivo con cuidado, examinando en profundidad la veracidad de
las premisas y comprobando si se ha llegado a una conclusión adecuada.
·
Razonamiento
inductivo:
El razonamiento inductivo es un proceso lógico en el
que varias premisas, que se supone que son ciertas siempre o la mayoría del
tiempo, se combinan para alcanzar una conclusión específica. Generalmente, se
utiliza en entornos que requieren realizar predicciones, y en los que no
podemos extraer conclusiones mediante un proceso deductivo.
De hecho, la mayoría de las veces se considera este
tipo de razonamiento como el opuesto del pensamiento deductivo. Así, en lugar
de partir de una teoría general comprobada para predecir qué va a ocurrir en un
caso particular, se observan muchos casos independientes para tratar de
encontrar un patrón que se aplique siempre o casi siempre.
Una de las características más importantes del
razonamiento inductivo es que está menos basado en la lógica, y más en la
probabilidad que el deductivo. Debido a ello, sus conclusiones no son tan
fiables como las del primero que hemos visto. Aun así, suele ser lo bastante
adecuado como para que podamos utilizarlo en nuestro día a día.
Por otra parte, mediante el razonamiento inductivo no
es posible establecer conclusiones irrefutables. Si por ejemplo un biólogo
observa a un gran número de primates alimentarse de plantas, no podría afirmar
que todos los monos son herbívoros; aunque este tipo de razonamiento le
permitiría indicar que la mayoría sí lo son.
En ocasiones, podemos encontrarnos con que este tipo
de pensamiento se conoce con el nombre de «razonamiento de abajo hacia arriba»,
en contraposición con el deductivo.
·
Razonamiento
abductivo:
El razonamiento abductivo es una forma de inferencia
lógica que comienza con una observación o conjunto de observaciones, para luego
tratar de encontrar la explicación más simple y probable para ellas. A
diferencia de lo que ocurre con el razonamiento deductivo, produce conclusiones
plausibles pero que no se pueden verificar.
De esta manera, las conclusiones extraídas del
razonamiento abductivo están siempre abiertas a la duda o a la existencia de
una explicación mejor para un fenómeno. Esta forma de pensamiento lógico se
utiliza en escenarios en los que no se poseen todos los datos, y por lo tanto
no se pueden utilizar ni la deducción ni la inducción.
Uno de los conceptos más importantes del razonamiento
abductivo es el de la navaja de Ockham.
Esta teoría postula que, cuando existan dos o más explicaciones posibles para
un fenómeno, generalmente la verdadera es la más simple. Así, con este tipo de
lógica se descartan explicaciones que parecen menos probables para quedarse con
la más plausible.
·
Razonamiento
inductivo hacia atrás:
También conocido como «inducción retrospectiva», el
razonamiento inductivo hacia atrás consiste en tratar de encontrar el mejor
plan de acción posible analizando los resultados que se quieren obtener. De
esta manera, se observa la situación final deseada, y se estudian los pasos
necesarios para llegar hasta ella.
El razonamiento inductivo hacia atrás se utiliza
principalmente en ámbitos como la inteligencia artificial, la teoría de juegos
o la economía.
Sin embargo, cada vez es más frecuente que se aplique
en terrenos como la psicología o el desarrollo personal, especialmente en el
ámbito del establecimiento de metas.
La inducción retrospectiva está lejos de ser
infalible, ya que depende de una serie de inferencias sobre los resultados de
cada uno de los pasos que se van a dar antes de llegar al objetivo deseado. Sin
embargo, puede ser muy útil para encontrar el plan de acción que más
probabilidades tiene de proporcionar el éxito.
·
Pensamiento
crítico:
El pensamiento crítico es un tipo de razonamiento que
se basa en el análisis objetivo de una situación con el fin de formar una
opinión o juicio sobre la misma. Para que se considere pensamiento crítico, el
proceso tiene que ser racional, escéptico, libre de sesgos, y basado en la
evidencia fáctica.
El pensamiento crítico busca extraer conclusiones
observando una serie de hechos de manera informada y sistemática. Está basado
en el lenguaje natural, y como tal puede aplicarse a más campos que otros de
los tipos de razonamiento, como por ejemplo el deductivo o el inductivo.
Así, por ejemplo, el pensamiento crítico está
especialmente indicado para el análisis de las llamadas «verdades parciales»,
también conocidas como «áreas grises», que tienden a suponer un problema
insalvable para la lógica formal clásica. También puede servir para examinar
aspectos más complejos como opiniones, emociones o comportamientos.
·
Pensamiento
contrafactual:
El pensamiento contrafactual o contrafáctico es un
tipo de razonamiento que implica el examen de situaciones, elementos o ideas
que se sabe que son imposibles. Por lo general, implica la reflexión sobre
decisiones pasadas, y sobre lo que se podría haber hecho de manera diferente en
una situación previa.
De esta manera, el pensamiento contrafactual puede ser
muy útil a la hora de examinar el propio proceso de toma de decisiones.
Tratando de pensar sobre qué habría ocurrido de manera distinta si hubiésemos
actuado de otra forma, podemos llegar a conclusiones sobre cuál es la mejor
forma de comportarnos en el presente.
El pensamiento contrafactual también es muy útil para
realizar análisis históricos y sociales. Así, por ejemplo, tras un conflicto
bélico entre dos naciones es posible examinar las causas de los mismos y tratar
de encontrar una manera de resolver situaciones similares en el futuro sin que
esto desemboque en un problema armado.
·
Intuición:
El último tipo de razonamiento que se suele estudiar
es la intuición. Este proceso es bastante distinto a los otros seis, ya que no
implica un proceso racional. Por el contrario, sus conclusiones aparecen de
manera automática, como consecuencia del trabajo de la mente subconsciente.
Aunque no sabemos exactamente cómo funciona la
intuición, se suele considerar que está formada tanto por elementos innatos (algo
similar a los instintos de otras especies animales) como por la experiencia.
Por lo tanto, a pesar de no poderse utilizar de manera directa, sí que sería
posible entrenarla.
La intuición se basa en gran medida en la extracción
de conclusiones en situaciones similares a otras que ya hemos vivido en el
pasado. Como tal, tiene mucho que ver con el dominio en un área.
Esto es así hasta tal punto, que el razonamiento
intuitivo suele estudiarse en el contexto de las personas con nivel experto en
una tarea determinada.
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